Historia al respaldo de un papel

Mi historia entre papeles 

En Barichara, Santander, se encuentra una de las historias que logra reflejar las características de la mujer santandereana: valiente, decidida y guerrera. Serafina Sánchez, de 71 años, quien ha dedicado más de dos décadas de su vida a la comunidad, es una figura destacada y respetada en la Fundación San Lorenzo donde ha dejado huella como líder, maestra y amiga. 

“Mi familia siempre me ha apoyado y se alegra de que pueda brindar un apoyo económico", contó Serafina. Quien con 23 años al servicio de la Fundación, revela que su principal motivación para seguir adelante con el proyecto es el amor y empeño que pone en lo que hace. Margarita Suárez, quien conoció a Serafina por su trabajo en la Fundación, destacó la dedicación, entrega y resaltó que “no se rinde a la ligera”.

Esta mujer septuagenaria no está dispuesta a dejar de lado los desafíos que enfrenta, pues esto es lo que la mantiene fuerte y ha hecho de ella lo que se conoce hoy en día, "seguiré dando lidia hasta el día en que no pueda más y tenga que renunciar”, compartió Serafina.

A la par con su labor en la Fundación, se las arreglaba para ser cabeza de hogar. Sus cuatro hijos son independientes y tienen sus propias familias, lo que genera en Serafina orgullo, que se puede evidenciar con un brillo particular en sus ojos cuando habla de ellos. “Ella me ayudó a tomar riesgos”, destacó Amparo Angarita, vecina desde hace más de 10 años, agregó que a pesar de su tiempo trabajando y de los esfuerzos que ha realizado por seguir con su labor, es una amiga fiel, en quien confía y se apoya cuando la situación lo amerita. 

“He buscado la manera de instruir y ser inspiración en la comunidad, motivando a que las personas  pierdan el miedo, a través de mi propia historia, en tomar nuevos rumbos”

Antes de unirse a San Lorenzo, Serafina se dedicaba a hacer costales a base de fique para empacar papa; desde joven ha luchado por su futuro y por salir adelante. Sin embargo, cuando sus hijos crecieron, se presentó la oportunidad de trabajar en la Fundación y descubrió otras habilidades como la elaboración de artesanías con fique, que también se utiliza para la fabricación de papel.


Una de las virtudes que distinguen a Serafina es su don de enseñar, que junto con su carisma se ha vuelto la forma de conocer a multiplicidad de personas, compartiendo con ellas sus conocimientos y experiencias. Su dedicación y entrega han dejado una huella duradera en quienes la rodean, como lo afirmó Gloria María, compañera, quien resaltó la habilidad que tiene para instruir a otros a crear artesanías, especialmente flores. 

El paso por la Fundación, le ha permitido reflexionar sobre su vida, destacando que podría haber sido muy distinta si no hubiese obtenido este trabajo y que la probabilidad de terminar en un hogar de ancianos sería alta. La realidad es que si su trabajo en este lugar llegase a su fin, Serafina no tendría esperanzas de encontrar empleo, por esto, se le ha brindado flexibilidad por parte de las fundadoras para organizar su propio tiempo y distribuirlo de acuerdo con su labor.

“Es una mujer trabajadora, responsable y sabia”, afirmó Beatriz Betancur, una de las fundadoras, "ella ha estado desde el comienzo y siempre se ha caracterizado por su sabiduría y no lo digo por la edad”, añadió. El cariño que la comunidad le tiene se hace evidente cuando camina por las calles de Barichara: es saludada sin pausa por todo el que se encuentra y recibida con sonrisas en cada esquina.

Margarita

Janet

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