Entre pasos, ritmos, letras y trazos: el quinto elemento

Un reportaje por: Laura Rendón Aguirre
Ilustrado por: María Isabel Villegas Monsalve

Uno llega acá y saluda al vigilante. Divisa a la derecha los salones decorados con carteleras y figuras hechas en fomi, pasa por la cancha donde rebota uno que otro balón de baloncesto desgastado, mueve la cabeza de manera involuntaria por los beats que se escuchan al fondo y saluda ese niño, bailarín, mamá, rapero, papá, graffitero, abuela o Dj que está aprendiendo o parchando en este lugar: 4Eskuela.

El primer paso

Aranjuez, 26 de abril de 2023

Estaba sentada en el pasillo, no muy lejos de la entrada principal. En eso se me acerca una niña pequeña, de ojos grandes, tez morena y cabello marrón recogido en una cola; vestida con una camiseta rosada y sudadera roja. Iba de afán, pues la delataron pequeños crespos sueltos de su peinado. Me preguntó si la clase de breaking era a las seis o a las siete. No supe qué responderle, así que le dije que podía preguntarles a los chicos que estaban bailando en el salón del fondo a mano derecha.

No se demoró tanto. Volvió al rato y dijo que la clase iniciaba a las siete de la noche. Se sentó a un lado, estiró las piernas y luego las movió de un lado para el otro. Al momento llegó otra niña a paso acelerado:

―Me tocó venir corriendo ―dijo.
―¿Creyó que venía tarde? ―le preguntó entre risas la otra pequeña.
―Sí ―respondió cansada.

Entre conversaciones sobre cómo tenía el cabello cada una de ellas, las pequeñas comentaron que se conocieron en el colegio y que están juntas en quinto dos (primaria), pero que las van a pasar a la sede de San Isidro en la jornada de la tarde.

―Este colegio tiene varias sedes. El Álzate, Tomás Carrasquilla que es este, San Isidro… ¿Cuál más?, me hace falta una ―contó la última niña en llegar, mientras enumeraba con sus dedos.
―La Segura ―le complementó su amiga― Mi mamá dice que este colegio es muy viejo. 

Emily ―la primera en llegar― tiene 10 años, vive a un par de cuadras de la Eskuela y dice que sus colores favoritos son el blanco y negro porque salen con todo. Miley ―la segunda niña― la llaman como Merlina porque siempre está peinada de trenzas; es un año mayor que su amiga y su color favorito es el rojo y azul. Las dos, entre charlas y risas a boca cerrada, confesaron que les gusta venir a 4Eskuela a bailar porque es divertido y “uno aprende más”.

―¿Usted si practicó los pasos que dejaron de tarea? ―le preguntó Miley a su amiga.
―Más o menos ―respondió Emily.
―¿Practicamos? ―preguntó Miley.

Emily se levantó en señal de respuesta. Empezaron a practicar los pasos y siempre hacían el conteo “cinco, seis, siete y ocho” como indicación para empezar a bailar. Minutos después, las dos pequeñas me invitaron a seguirles el paso. Cada una explicaba el movimiento de su preferencia y si notaban que no entendía alguno, volvían a explicarlo.

―Cruza este pie ―dijo Miley señalando el pie derecho― descruzas, cruzas el otro y vuelves a descruzar.
―Eso así, hagámoslo juntas. Cinco seis, siete y ocho ―contó Emily.

La Eskuela

Al lado del Liceo Gilberto Álzate Avendaño, en la carrera 52 #92-5 en Aranjuez (en Medellín), se encuentra la Eskuela de los cuatro elementos del hip hop en la sede Tomás Carrasquilla. Un espacio donde se baila al ritmo del rapero y el Dj, se graffitea con los colores y aerosoles en mano y se aprende en compañía de aquel profe o formador.

Henry Arteaga ―director de 4Elementos Eskuela― nacido en Aranjuez, practicó desde pequeño, en los años 90, distintas actividades artísticas como el ballet, jazz, contemporáneo, folklor, tango y bailes de salón, sin embargo, el hip hop llegó a su vida cuando vio reflejado en la película Beat Street 1 una realidad similar a la de su barrio: violencia y abandono del Estado.

“Lo que me identifica de la película Beat Street es cómo New York, por la decadencia de los gobiernos, descuida a la población Afro y Latina, recortando todos sus recursos para la educación y salud. Cuando veo la película, me identifico totalmente porque era como estar en mi barrio, sin la jerga nea de nosotros pues, pero con los mismos efectos que traen los actores armados, la violencia, el mismo Estado y la fuerza pública. Entonces realmente estábamos viviendo lo mismo”, relata Henry.

Aranjuez, Comuna 4 de la zona nororiental de Medellín; con 163.748 habitantes, según el estudio demográfico de la Alcaldía de Medellín y Medellín Todos por la Vida de 2016-2020, fue un territorio impactado por la violencia debido al narcotráfico en los años 80 y 90 en Colombia; causa que motivó, como en el resto del país, la creación de bandas criminales y el asesinato de jóvenes que tomaron el crimen como un recurso de vida y sostenimiento. “[…] la calle suplía con ardor la sed de aprendizaje, la amistad a toda prueba, el amor correspondido, el desamor doloroso y sobre todo la viveza y malicia para enfrentar la ruda realidad […]”, narra Gilmer Mesa en su libro La Cuadra, un relato sobre las vivencias de esta zona en épocas de violencia.

Una de las bandas criminales de Aranjuez fueron Los Priscos, un grupo liderado por los hermanos David Ricardo y Armando Prisco con ayuda del Cartel de Medellín. Sectores de Aranjuez como Berlín, San Isidro, Palermo, Los Álamos, San Cayetano, entre otros, se vieron inmersos en las dinámicas violentas de este grupo, quienes reclutaron, según el periódico El Tiempo, a “más de 300 hombres para la ejecución de secuestros, atentados terroristas y asesinatos”.
Pero en los años 90 e inicios de los 2000, el arte y la juventud se reunieron para refutar el pensamiento de que “la violencia era la única alternativa”. La unión llevó a encuentros culturales que cambiaron perspectivas, principalmente, de sus habitantes, debido a que la población adoptó el movimiento hip hop en Aranjuez como una fuente de esparcimiento y socialización de sus vivencias con los “parceros”, pero que, con la música, el dibujo y la danza, resistieron también en contra de la violencia, para llegar a una transformación social con ayuda de actores artísticos como Crew Peligrosos.

“Ahí empecé a ser más consciente sobre la palabra hip hop. El hip hop genera movimiento y otro tipo de reacciones en las comunidades más vulnerables. Hip hop significa movimiento consciente. La persona que se caracteriza a partir de esa palabra es alguien que está pensando para que sus comunidades tengan buenas oportunidades a través del arte y, así, generar un impacto social”, cuenta Henry.

A Henry, por la película Beat Street, su curiosidad lo motivó a consultar qué había en Medellín sobre hip hop. Sus ganas lo llevaron a practicar breaking en la Biblioteca Pública Piloto, lugar que cada domingo por las mañanas se convertía en el escenario de baile para aprender, interactuar y conocer a algunos de los Bboys y Bgirls de la ciudad. Al igual que Henry, muchos jóvenes frecuentaban la biblioteca para hacer danza callejera y, dentro de las dinámicas que se vivían allí, era normal interesarse por las maneras o técnicas del bailarín a la hora de danzar.

“Cuando empecé en esto inicié con la danza porque fue lo primero que me impactó. Al estar en Medellín y no tener fácil acceso al conocimiento sobre el hip hop, porque incluso los artistas que había en ese entonces eran muy egoístas con el conocimiento, dije que esto no podía seguir pasando, que el conocimiento, sobre todo en el arte, se debía democratizar, que cualquier persona pudiera acceder a esto para tener nuevas oportunidades dado a la situación del barrio en el que yo vivía. Ahí es cuando fundo mi grupo Crew Peligrosos”, comparte Henry.

Crew, en la cultura del hip hop, es un grupo de personas, artistas y amigos que se dedican a hacer algo en común, ya sea graffitis, mezclas, breakdance o rap para expresarse por medio del arte, generando alternativas, fuentes y estilos de vida relacionados con culturas urbanas y populares. 

Crew Peligrosos lleva 24 años y de acuerdo con Diego León de los Ríos ―conocido como Lethal Peligroso―, el nombre del grupo es en honor a los jóvenes caídos en los años 90, porque cada joven que fuera proveniente de Aranjuez o de sus alrededores era tachado como “peligroso”, por ello cada expresión artística que hacían, desde 1999, era una respuesta a la violencia, el Estado y la policía.

“Yo dije que iba a adoptar este nombre de peligroso porque, más o menos para 2018, diecinueve o veinte, cuando usted busque ‘Aranjuez peligroso’, le vamos a salir nosotros y no los sicarios de esa época. Y eso usted lo puede ver realidad en estos momentos […] el hip hop nos da la posibilidad de pronunciarnos para coger nuestro entorno a partir de la palabra, baile, graffiti o canción al servicio de los demás”, indica Henry.

La primicia del Crew, desde su creación, ha sido “compartir el conocimiento”. Henry decía que cuando una persona se volvía tan fanática de lo que el grupo hacía, ellos les abrían las puertas de su lugar de entrenamiento, y aquellos chicos terminaban siendo los Dj, breakers, grafiteros y raperos del grupo. Así, en 2002, 4Elementos Eskuela nace de manera espontánea, por el conocimiento compartido que Crew Peligrosos les ofrecía a los jóvenes que veían esto como algo fuera de su cotidianidad.

4Elementos es una escuela de hip hop que enseña las cuatro principales ramas del movimiento artístico: Rap, Dj, Breaking y Graffiti, en donde promueven este arte por medio de la educación.  La Eskuela empezó a practicar, al igual que el Crew, en el auditorio del Liceo Gilberto Álzate Avendaño, pues Henry Arteaga, conocido actualmente como el Jke, era estudiante de esta institución educativa.

Uno de los personajes que ha hecho parte de la historia de Crew Peligrosos y 4Elementos es Ingerman Arteaga, coordinador de la Eskuela. Tiene una estatura promedio, es delgado, con cabello negro y corto, piel blanca y cejas tupidas, se encarga de que cada clase se lleve a cabo.

 “Cuando el Jke comenzó, estudiaba obviamente en el Álzate Avendaño y se volvió muy amigo después de haber sido el dolor de cabeza del rector, de don Humberto. El señor fue como ‘ah, este pelao es de barrio y quiere empezar como a bailar’, entonces le cogió mucha confianza y empezó a facilitarle el espacio del auditorio. Entonces fue llegando tanta gente que empezó a conformarse esto, entonces ya nos permitía el salón más el auditorio. Hasta que nos dijeron que nos fuéramos para la Tomás Carrasquilla, entonces nos venimos para esta escuelita y así fue como empezó 4Eskuela”, comparte Ingerman Arteaga.

Uno de los motivos para que la Eskuela creciera fue por el Festival Hip4, evento de hip hop que surgió en la ciudad desde 2004, organizado por la Eskuela y desarrollado con recursos del Programa de Planeación y Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín y que convoca a las agrupaciones de hip hop de la ciudad o a cualquier interesado en asistir a los conciertos, conversatorios y talleres de Graffiti, Break Dance, Mc y Dj.

“La Eskuela nos provocó un ejercicio de cómo proyectar a los chicos, porque la cultura acá era muy precaria en el sentido de conseguir buenos escenarios, de darle dignidad a los artistas…De dignificar el arte como tal. ¿Por qué en otros lados sí y aquí no? Entonces ahí comienza una gestión, esa gestión me llevó a buscar presupuesto para enaltecer todos esos artistas que tenía nuestro barrio […] ahí nace el Festival Hip4”, destaca Henry.

Organización de La Eskuela

Para que los procesos formativos de la Eskuela se hagan realidad, se asignan cargos a quienes hacen parte del equipo que apoya y guía el recorrido. El director es Henry Arteaga ―el Jke― quien lidera y gestiona el trabajo y colaboración con entidades externas que benefician el desarrollo de la Eskuela; Ingerman Arteaga es el coordinador, él tiene la responsabilidad de hacer cumplir la realización de los talleres y registrar la asistencia de los estudiantes para dar cuenta de su proceso formativo; ahora bien, a los profesores que dan los talleres, tanto de Graffiti, Mc, Breaking y Dj, se les asignan responsabilidades y, dentro de sus funciones como profesores, tienen la completa libertad de planificación de sus clases a partir de su criterio y experiencia. Todos ellos hacen parte de un equipo en el que aportan ideas, se informan nuevos proyectos, y se apoyan para cumplir con las necesidades que requiere la Eskuela.

En cada clase se hace el seguimiento de asistencia de los estudiantes, ya que cada uno de ellos es becado para que puedan tener una formación sin obstáculos en sentidos económicos. La financiación de las becas y el sostenimiento de 4Elementos Eskuela en estos momentos es por parte de una empresa destacada por su marca de ropa urbana y cuyo plan estratégico es potenciar la Eskuela y su colectivo: Crew Peligrosos, Medayork Records y Elements.

La Eskuela es un espacio donde, con ayuda de los directivos y profesores, se hace realidad la formación de nuevos artistas, se permite el ensayo y error, se comparte con el otro, y se festeja el arte por medio de la educación. Así, este lugar deja de ser solo cuatro paredes en donde se da una clase tradicional.

La clase

Aranjuez, 14 de agosto de 2023, 7:05 p.m.

Al entrar al salón, cada uno de los estudiantes se saluda con un choque de manos o una sonrisa amable. Después sacan los pupitres y sillas, es parte de la rutina para tener suficiente espacio a la hora de bailar.

Cuando Zeta, la profesora, llega al salón, los 13 estudiantes comienzan a calentar el cuerpo en compañía de la música. Unos estiran y otros hacen pasos de break. Luego se inician una serie de circuitos para fortalecer partes del cuerpo como las piernas, el abdomen, los brazos y espalda porque hoy trabajarían Floorwork, movimientos realizados en el suelo. Finalizados los ejercicios, la profesora pide repasar el seis pasos que enseñó la clase pasada. Formados en fila india, cada uno pasa al frente para mostrar qué tan dominado estaba el movimiento. Después, Zeta muestra algunas de las variaciones que el paso tenía para que lo practicaran y añadieran a sus propias rutinas.

―Bueno ahora vamos a hacer una mini rutina que contenga un paso de Top rock (pasos arriba), un Floorwork (pasos de suelo) y un seis pasos con alguna variación ―explica Zeta.
―Profe, ¿la variación es una que nosotros creemos o qué? ―pregunta una de las compañeras.
―Sí, la idea es que ustedes puedan crearla y adaptarla al paso. Tienen veinte minutos ―indica Zeta.

Los estudiantes se quedaron a crear sus rutinas. Había chicos que comenzaron con Floorwork (pasos de suelo), otros le pedían ayuda a la profesora y algunos se quedaban pensando un rato sobre la variación que querían hacer. A los veinte minutos, Zeta les dice que hagan todos un círculo, pues iban a realizar un cypher, un círculo conformado por distintas personas, en este caso por bailarines, para improvisar en público y demostrar libremente en el centro su estilo y esencia como artista, sin estar peleando o considerando al otro como un contrincante.

―Bueno, antes de empezar con el cypher, denle una vuelta primero al círculo y ya comienzan a mostrar su estilo por medio de la rutina que acabaron de crear, ¿listo? ―indica Zeta. ―Ah no, esperen. Cuando terminen de bailar van a hacer una pose y señalan al que quieran que siga, y así hasta el último de ustedes. Hagámosle pues.

Al comenzar, el cuerpo de cada uno de ellos empieza a balancearse sutilmente al frente como señal de que la música ya había empezado a sonar. Zeta señala a Víctor, un joven alto y de cabello rizado, quien empieza a darle una vuelta al círculo y sigue con los pasos que quería mostrar. Víctor señala a Luisa, una mujer de tez morena y sonrisa brillante, que inicia con un Top Rock y termina con el seis pasos. Luisa apunta con su dedo a Michelle, una joven que decora sus ojos con delineados coloridos, quien sale tímida al inicio, pero segura en su paso final. Después, Michelle apunta con su mirada a Efrén, un chico delgado y enérgico que sorprende con un Floorwork y cierra señalando a Yesica, una chica de cabello corto y rubio, que comenzó bailando con una sonrisa y terminó con un Top Rock mientras retaba a Anderson, su esposo. Anderson, un hombre alto y de cabello negro, entró pisando fuerte y bailando al ritmo de los beats de la canción. Así, como el resto del grupo, continuó bailando sin miedo a fallar y, sobre todo, mostrando lo que les mueve el cuerpo y corazón.

―¡Han mejorado mucho! ―dice Zeta― ¡Me siento como una mamá orgullosa!

Todos sonríen ante sus palabras y suena un fuerte aplauso grupal. Después de un par de minutos, continúan con un paso de breaking: girar en la espalda. El grupo se divide en dos para practicarlo junto con una pose de suelo, un Freeze que ayuda a marcar el tiempo con movimientos congelados.

―Les queda como tarea combinar el giro de espalda con la pose que les acabo de explicar ―indica Zeta― Empecemos a estirar para que nos podamos ir a la casa.

Al finalizar el estiramiento, Ingerman entró al salón y llamó a lista para saber quiénes habían asistido a la clase. Todos salen del salón para luego entrar los pupitres y las sillas, los organizan como estaban antes de iniciar, toman sus bolsos y dan por terminada la clase.

Las 4 divisiones del breaking

Top rock: todos los movimientos que ejecutas de pie

Footwork: Los pasos de suelo que ejecutas apoyándote en la manos

Power moves: Los pasos de poder, movención y acrobacia

Freezes: te ayudan a marcar el tiempo y hacer movimientos congelados.

Formador como legado

Jesús Martín Barbero, uno de los teóricos más influyentes en la comunicación, nacido en 1937, plantea que en espacios donde hay procesos comunicativos o educativos ―como en 4Elemetos Eskuela― se reconoce la palabra o expresión del otro porque está permeada de una cultura en la que se comunican relatos de vida por medio de lo corporal (Breaking), visual (Graffiti) escrito y oral (MC y Dj). A fin de los planteamientos del teórico, el conocimiento ya no está solo en la escuela, en el libro, ni en las instituciones, sino también en cualquier persona (colectivos u organizaciones juveniles) y en cualquier lugar (barrios populares).

Así es como, desde la comunicación/educación, los relatos asumen importancia, porque las expresiones artísticas posibilitan procesos de transformaciones en los actores sociales. Aspecto que hace y ha logrado el proceso formativo de la escuela de los cuatro elementos del hip hop porque les aporta herramientas a los jóvenes para hacer Breaking, Mc, Dj o Graffiti, más la libertad creativa que promueven para expresar su identidad como personas y artistas. El compartir conocimiento sobre el hip hop, crear a partir de ello, y mostrar ante los demás esa expresión llena de significados es lo que ha logrado que cada joven con aspiraciones en el arte sea quien le enseñe a los próximos que crucen las puertas de la Eskuela. La dinámica de ser profesor acá funciona como legado, no como asignación.

Zuleima, conocida como Zeta, es una mujer de 27 años, piel trigueña, estatura baja y cabello lacio trenzado. Es profesora de breakedance en la Eskuela, recuerda su inicio entre pasillos y salones de clase.

“La premisa del Crew siempre ha sido ‘compartir conocimiento’, entonces se empezaba no con un título como ‘usted es formadora’, no. Entonces ¿cómo empecé con ese gusto por dar clase? Por ejemplo, viene alguien y yo estoy entrenando, entonces le iba explicando un paso o dos, le decía de qué se trataba todo sobre el hip hop, el breaking y así se iba yendo uno. Yo siempre he estado aquí en clases, uno siempre es como estudiante, uno nunca deja de aprender y de estudiar, entonces es como ‘ve ese paso está muy bacano ¿me lo va a enseñar?’ y es como ‘ah sí, de una’. Así se va yendo uno como profe”, explica Zeta.

El conocimiento ―todos aquellos saberes con respecto a los elementos y la cultura― es el quinto elemento del hip hop, para la Eskuela es fundamental aplicarlo junto con los demás y promoverlo en cada uno de los estudiantes. Así como Zeta, Ingerman comenzó a dictar clases de breaking, a razón de que compartir conocimiento ha sido la enseñanza principal de esta casa llamada Eskuela.

“Acá hay una regla, que nunca se le dice a nadie, pero siempre se le inculca desde lo que uno les enseña, y es que a usted se le enseña gratis todo lo que tenga que ver con hip hop, con la cultura, para ser usted quien en el futuro les enseñe a más personas. Entonces siempre nos enseñaron eso, digamos que el Jke y todo el Crew fueron como ‘parce, todo el conocimiento que te estamos dando es para que más adelante usted lo dé’. Desde pequeñito uno se mete tanto en la película, que ya uno veía a un nuevo y era como: ‘Ay, venga, yo le explico, yo le explico’. Y así va comenzando, hasta que uno coge cierto nivel, tanto en lo personal como en la manera de explicarles a las personas”, comparte Ingerman.

Crew Peligrosos fundó una escuela de hip hop sin intenciones de hacerla; su trayectoria plantea más que modelos pedagógicos, rutas para encaminar la Eskuela y llevar a cabo su proceso formativo. Esas rutas son: 1. Formación artística y cultural; 2. Circulación; 3. Comunicaciones; 4. Innovación y Emprendimiento. Según la Corporación Colombia Crea Talento (Cocrea), cada una de estas líneas se integra para expandir su impacto en la comunidad presencial y digital con un foco en la educación, capacidades y habilidades a través del hip hop.

La ruta uno, ‘Formación artística y cultural’, es la que se desarrolla en cada clase y evento con fines comunicativos y educativos para los jóvenes de la Eskuela. Dentro de las dinámicas y metodologías de clase se evidencia una exploración del ser, por la libertad de expresión que el movimiento cultural le permite para ser intérprete en sociedad. “El hip hop es el conocimiento del ser, a partir de eso se sabe qué nos apasiona. Es ahí donde nace el verdadero hip hop”, expresa Arex, bailarín e integrante de Crew Peligrosos Breaking, en el evento de la Eskuela por los 50 años del hip hop.

El ser es aquello que diferencia a una persona de la otra por su manera de hablar, pensar, expresarse, actuar y vestir, aspectos que están presentes en las clases, shows y cyphers de la Eskuela, porque está conformada de personas que cuentan un relato, una historia: su identidad.

Los retos

4Elementos Eskuela ha tenido que pasar por retos como cualquier otra organización. Uno de ellos es la permanencia en la sede Tomás Carrasquilla. “Lo que más nos preocupa es que donde cambien de rector o donde falte don Humberto, no sabríamos qué pasaría con nosotros realmente. Todo ha ido bien, pero no sabemos de aquí para allá”, expresa Ingerman.

Por otro lado, la pandemia por el Covid-19 fue un acontecimiento que produjo el cierre de las puertas de este lugar y pausó el entrenamiento y encuentro de quienes asistían a la Eskuela. “Cuando tuvimos el permiso de volver abrir, le informamos a las personas, pero a la Eskuela ya solo venían dos, tres, o cuatro. Era muy complejo.  Pero un día sacaron un documental de la Eskuela y lo vi. No me acuerdo qué empresa sacó ese documental, pero cuando salió eso yo dije ‘marica, la Eskuela es una chimba’. Me hacía demasiada falta”, cuenta Ingerman.

Debido a ese sentimiento, él se le acercó al Jke para que volvieran a “revivir” la Eskuela. Entre charlas y acuerdos, Ingerman se puso en la tarea de llamar a los integrantes del Crew y a quienes asistían frecuentemente para que volvieran a entrenar y a dar clases. Por esta razón el director de la Eskuela nombra a Ingerman como coordinador, pues el interés y sentido de pertenencia que el Jke vio en él fue el motivo principal para que desempeñara dicho cargo. “Es el lugar donde yo me siento más tranquilo, donde me siento más en mi hogar, en mi casa.  Yo era como ‘marica, yo siento que la Eskuela es mía, y así como yo lo siento lo debe de estar sintiendo un montón de gente que no ha sido capaz de tomar esa iniciática”, expresa Ingerman.

La casa, las voces, las transformaciones

En los años 70 el hip hop comenzó a verse en fiestas, cuyo escenario principal era las calles del Bronx en Nueva York, al que asistían poblaciones negras y latinas ―que por lo general eran inmigrantes― en donde hubo una mezcla de expresiones estéticas y desconocidas ligadas a las músicas afro y que convergieron en las cotidianidades de los barrios populares. Algo que permitió considerar el hip hop como una expresión de la juventud que transforma realidades sociales.  

Por lo general, las personas buscan un grupo o comunidad al cual pertenecer, a razón de que allí encuentran refugio, progreso y proyección. A pesar de que este movimiento cultural nace en otro país, se adapta en barrios como Aranjuez (Medellín) y en espacios como la Eskuela. A partir de las siguientes voces testimoniales se da a entender que 4Elementos es un lugar considerado hogar, cuyo padre es el hip hop y que recibe a cualquier persona interesada en aprender y pertenecer, pues allí se comparte un conocimiento capaz de transformar vidas y territorios.

Testimonios

Ingerman

31 de agosto de 2023

Mi nombre es Ingerman Arteaga, tengo 32 años y comencé en la danza gracias a mi hermana. Yo mantenía con los pelaos en la esquina, desde muy pequeñito, entrándome hasta las seis o siete de la mañana, entonces a mi hermanita no le gustaba ese tipo de cosas y me invitaba mucho a estar con ella, pero yo siempre la despreciaba.

Ella pertenecía a un grupo de porrismo y me mantenía invitando a los ensayos, me decía como: “Vámonos para los entrenamientos” pero yo era como “ah, qué pereza”. Un día decidí acompañarla y, como en porrismo hay unas peladas muy bonitas, la seguí acompañando, Jajaja.

Uno de esos ensayos fue en la mañana en el Álzate Avendaño, en el colegio. Ese día le tocó entrenar un sábado, entonces ella me pidió el favor de acompañarla. Obviamente yo la acompañé. Y cuando fui yo vi a los pelaos en el auditorio del Álzate, vi que estaban entrenando, en ese tiempo, los duros de Crew Peligrosos.

Estaba el Jke, personajes que ya no existen pues acá, y muchachos como Izel. Izel fue el primer estudiante de 4Elementos Eskuela, fue el primer niño que se acercó a Crew Peligrosos a decir “yo quiero aprender a bailar”. En ese tiempo estaba él, Lethal muy recién llegado… ¿quién más estaba? Ah, y estaba Lireys y Skills.

Un compañero que era de Crew Peligrosos, que se llama Jonathan, estaba detrás de mi hermanita, y mi hermanita me lo presentó y yo le dije: “Huy, mera chimba lo que están haciendo” y el pelao me dijo: “Parce, invitadísimo. Caiga que nosotros le enseñamos”. La verdad me enamoré ahí mismo de la danza porque era como yo, era mi barrio.

Entonces empecé a entrenar con Jonathan. Después él se fue a vivir a Bucaramanga y me dejó con un pelao que en ese tiempo le decían Barnie. La forma de ensayar en esos años era muy diferente a comparación de ahora. Digamos, por ejemplo, Barnie me decía: “Parce, el movimiento es esto”, entonces lo mostraba, pero no había como una forma de desglosar el movimiento. Me aporrié demasiado.

Era más difícil porque yo era muy tímido, todavía lo sigo siendo, pero en la danza era más tímido todavía. Era un niño, tenía como 12 años apenas. Entonces de ahí para allá ya no acompañaba a mi hermanita a nada porque ya me había dedicado a entrenar. Así fue como conocí al Crew, yo he estado aquí hace 18 años y ya por ahí en el 2014 o 2015 empecé a dictar clases.

Yo peleo mucho con que me cambien la manera de ser. Por ejemplo, yo he dado clases en correccionales de menores y son como: “Bueno acá no se puede hacer esto, no se dicen groserías. Usted es un educador más, no sé qué, no sé cuántas” y pues, si van a pedir una clase mía es aceptando el hecho de ser yo. Lo que enseño siempre es lo que soy, mi barrio, porque yo soy de barrio.

Por eso el hip hop es tan bonito, porque a usted nunca le dicen cómo tiene que ser. A usted le dan unas herramientas, unas bases y fundamentos para que los tome y los haga suyos. Si yo estoy ahí bailando, simbolizando con mis pasos armas es por lo que yo viví, si otra persona está bailando y está mostrando flores o felicidad, es lo que está viviendo esa persona, su barrio, su vivencia, lo que le tocó.

Zuleima

15 de agosto de 2023

Mi nombre es Zuleima Pérez, tengo 27 años, pero en el mundo artístico soy Bigger Zeta Rock. La Zeta viene por el nombre de Zuleima, porque muchas veces que iba a decir mi nombre todo mundo lo copiaba con S y me daba mucha rabia. Entonces era como “Zuleima con zeta, zeta, zeta” y ya ahí quedé como Zeta. Y el Rock es porque, cuando bailo, hago muchos gestos con la mano.

Llevo bailando 13 años enfocados siempre en el breaking. Cuando estaba en séptimo de bachillerato, llegué a la Eskuela porque el Crew entrenaba en el Liceo Gilberto Álzate Avendaño, y yo estudiaba ahí.  Mi hermana estudiaba con Ingerman en el Liceo también, y él ya era parte del Crew. Entonces un día en la noche fuimos al auditorio a ver. Lo que más me impactó del break fue la parada de cabeza, yo solo había visto eso en caricaturas. Pensé “¿esto es real?”

Me acuerdo muy bien que, cuando llegué a la casa fui al mueble y me paré como por 20 minutos en la cabeza. Me puse roja, roja. De hecho, mi mamá me decía como: “¿Usted se volvió loca o qué? Se le va a venir la sangre”. Desde ese día yo volví a verlos. Yo me decía que no era capaz de estar en ese lugar, pero cuando abrieron convocatorias vi que había una profesora mujer que iba a dar clase. Ella se llama Jenny y era del Crew. Digamos que desde ahí mi mentalidad cambió, de que las mujeres sí podíamos hacer eso.

Empecé a rogarle a mi papá para que me dejara ir. Eso fue un problema porque…, pues nosotros somos de campo, nosotros somos desplazados, mi papá tiene esa mente de campo un poco más tradicional. “Que eso no lo hacen las niñas” o que “esos manes qué le van a hacer”. Entonces bueno, empecé a rogarle a rogarle y me dijo como: “Ah, yo la dejo ir, pero su hermana tiene que acompañarla”.

Ya después mi papá y mi mamá empezaron a confiar más porque ya lo veían a uno en eventos. Pero algo que marcó mucho fue cuando se nos presentó una oportunidad con Offcorss, la marca de ropa. Nosotros fuimos patrocinados dos años por ellos. Estuvimos en gira por toda Colombia. Ahí monté por primera vez en avión, fue primera vez en todo. Estuvimos en pasarelas, en tiendas con ellos, salíamos en las pantallas, eso fue como las súper estrellas. Entonces esto pasó de ser un hobbie a ser algo profesional. El hip hop se va volviendo como un estilo de vida y a partir de ahí comenzaron muchas más cosas.

Yo empecé a dar clase hace 7 u 8 años. Digamos que inicié ligero, porque es como la descendencia que queda acá en el Crew, eso es como el legado. Por ejemplo, alguien vino antes y él le enseñó a otro, y ese otro se quedó y le enseñó a otro. Los que me enseñaron a mí ahora son mis compañeros con los que yo bailo en las presentaciones.

La finalidad de uno era llegar al Crew. Yo terminaba de estudiar y después me quedaba acá todo el resto de día. Me acuerdo de que nos reunieron en el primer salón y estaban todos los de graffiti, Dj, breaking y rap. Entonces el Jke me dijo: “Desde hoy eres parte del Crew”. Todos me dieron la bienvenida. Yo me acuerdo de que me puse a llorar porque eso fue un logro muy importante, porque uno era muy pequeño y uno los veía a ellos salir y viajar mucho.

Yo siento que el hip hop me transformó la vida porque me formó un carácter, una forma de ser, una forma de vestir, una forma de pensar, una identidad. Eso le genera a uno carácter e identidad y también le da algo en qué pertenecer. A veces uno como que en la vida busca algo para serle fiel. Y encontrar el Crew y la Eskuela tan pequeña me brindó muchas oportunidades. Construirme no solo como artista, sino como persona y poder brindárselo a otros que ya vienen en camino. Pues, esto suena muy cliché… pero el hip hop es mi vida, esto le da un camino a uno.

Yo me gradué y dije que me iba a dedicar a lo que verdaderamente me gustaba porque ¿de qué vale uno estar en una oficina o en algo así pero enfermo, infeliz o haciendo mala cara? Dar ese paso también es duro, es un riesgo muy grande y no tanto por uno, sino por el “¿qué dirán?”. El hip hop lo salva a uno, como que lo guía en el camino y lo ayuda a afrontar una vida que puede ser más llevadera. Yo también soy mamá, mi bebé tiene 21 meses, y bailé estando embarazada hasta los 6 meses. Cuando ella ya tenía 3 meses de nacida volví a bailar. Paré de bailar como 6 meses no más. Fue duro porque era otra etapa, pero yo nunca quise alejarme de esto.

Cuando empecé a ser profe me dio por entrar a la universidad a estudiar pedagogía y acá en la Eskuela me apoyaron mucho con eso. En estos momentos tengo parada la carrera porque estaba demasiado abrumada con muchas cosas: la Eskuela, las clases, los entrenos, la niña… Sin embargo, espero retomarlo porque es algo que me da esas herramientas para aplicarlas acá.

Luisa

15 de agosto de 2023

Mi nombre es Luisa María Gutiérrez García y tengo 27 años. Realmente el hip hop llegó a mi vida cuando tenía 5 años. Me acuerdo de que yo vi a Eminem por un video de MTV y desde ahí me llamó la atención, como que hubo ese enamoramiento por la cultura. Pero bien, bien, bien, que vine a pertenecer en la cultura más o menos hace 14 años, siendo consciente de lo que es pertenecer acá y respetar sus raíces e historia.

A mí siempre me gustó bailar, me parecía muy bacano. Por mi casa había un muchacho y mi hermana me dijo: “Uy, ese muchacho tan lindo” entonces yo dije “le voy a hablar”, y nos hicimos amigas de él. Él se llama Jonny Aguirre, y nos dijo: “Hey, yo bailo breakdance, si quieren parchan con nosotros”, nos empezó a invitar al Centro Cultural de Moravia porque entrenaban allá. Eso fue en el 2011… 2012 más o menos.

Conocí a mi esposo gracias al hip hop. Yo bailaba en un crew que se llamaba “Casta Crew”, entonces resulta que Jonny, al que yo le había hablado, estudiaba con mi esposo y él lo invitaba, pero le daba pereza porque vivía muy lejos de ahí. Pero un día llegó allá donde nosotros. Nosotros nunca hablábamos. No fue como: “uy, qué lindo” o “uy, qué linda”, sino que cada vez que terminábamos de bailar íbamos a mi casa a parchar, y el 30 de agosto del 2013 me dijo: “¿Luisa, nos cuadramos?” Así de la nada, entonces yo le dije: “Ah, bueno”. Nadie daba un peso por nosotros, pero vea 10 años juntos y con dos hijos.

Fui mamá joven. Tuve a Joel cuando tenía 18 años y, como dije, hace más de 14 años yo estoy en la cultura, que fue lo que me ayudó a mantenerme, por el amor que le tengo a la cultura y porque di con un esposo que también le gusta.  Nunca me he traicionado a mí misma, nunca he traicionado mis gustos, siempre he sido la misma en cuanto a gustos.

Yo llegué acá a la Eskuela en esa época del 2011 y 2012 porque mis amigos con los que yo bailaba venían a clases, eventos o a parchar. Ahí conocí 4Elementos, pero así bien, bien, que yo empezara a venir seguido, hace más o menos un año. Entonces venimos los lunes y miércoles a clase de breaking, los martes y jueves a graffiti, y los viernes venimos a clase avanzada.

Tal vez no tengo muchas cosas materiales, pero uno de mis logros más importantes es tener una familia funcional y que sean apasionadas por la cultura. Incluso yo me hice un tatuaje por el hip hop, y me lo hice porque conocí a personas muy bonitas en mi vida. Me lo hice principalmente por mi esposo, por Maxi y Joel. Yo soy una persona de significados, yo no me hago algo si no es significativo. Unas simples letras representan un montón de cosas… Lo que he conseguido y lo que el hip hop me ha permitido vivir.

Efrén

14 de septiembre de 2023

Yo soy Efrén Cortés, pero mi nombre artístico es Cha-Cha. Tengo 24 años. Básicamente empecé a bailar en 2019 porque yo tenía un compañero en Taekwondo, que me invitaba mucho a bailar a otro lugar. Una vez me dio el arrebato y dije “vamos a ir” y ahí empezó todo. Yo al principio no veía el breaking como lo veo hoy en día, pero empecé a bailar más en serio en 2021, después de la pandemia, pero con los que bailaba me dieron el consejo de ir a 4Eskuela y me enamoré, no solo del breaking, sino también del Mc, Dj y graffiti.

4Eskuela es como… una casa. Obviamente cuando uno llega nuevo, uno cree que lo van a recibir feo, pero uno se da cuenta que no es así. Yo llego acá, saludo a todos los de Crew Peligrosos, y no solo los de breaking, sino también de house, Freestyle, Dj y rap. Sí, 4Eskuela es una casa que nos recibe a todos.

Muchas personas me han dicho que la energía de acá no es una energía que se encuentre en cualquier lado. Uno llega y ahí mismo se siente como una motivación. Cuando entro a 4Eskuela ahí mismo me dan ganas de bailar, me activo. Si hay una energía bonita vas a estar activo, eso es lo que me gusta de 4Eskuela porque me inspira y eso hace que la cultura crezca más.

Lo bueno del hip hop, hablo de todo en general, es que el hecho de equivocarse no está mal, muy diferente a lo que es el ballet, ¿el ballet qué es?, haga usted un movimiento y hágalo como exactamente se lo enseñaron, a cambio en el hip hop no, por ejemplo…, no hablemos de breaking, hablemos de house, a ti llega Bambata y te enseña un paso y usted lo hace como pueda, lo lleva a su ser.

Acá le enseñan un paso y uno lo cambia un poquito porque el hecho no es arremedar el paso de otro. Imagínate yo llegar a batallar, por ejemplo, contra Supa que ha sido maestro mío y hacer lo mismo que él. Entonces no, si yo aprendo algo, lo cambio y lo adapto a mí. Es muy importante encontrar un estilo propio.

El motivo de uno venir acá es amar esto, eso es motivo suficiente, aunque también influyen los amigos y la familia. Mi mamá le tiene miedo a esto porque sabe que uno se lastima mucho, pero me ha apoyado mucho, toda mi familia.  A uno lo ayuda la familia, los profes, compañeros. La Eskuela.

A mí todo esto me ha cambiado mucho la vida. Me ha cambiado porque yo soy una persona hiperactiva, pero esa hiperactividad la pongo cuando bailo. Ahí nadie me puede frenar. Esto me cambia mucho el pensamiento, el cuerpo, todo, más cuando lo animan a uno maestros. Eso a uno lo cambia mucho porque lo motivan. Ahí está el cambio.

Yesica & Anderson

2 de septiembre de 2023

Anderson: Yo me llamo Anderson Osorio, tengo 27 años y empecé a bailar hace 5 años. Ya tenía idea de lo que era el baile, pero ya de meterme en sí empecé hace poquito, porque antes bailaba por bailar, pero ahora me interesa mucho más el lado de tener técnica y desarrollar el cuerpo en esos estilos.

Yesica: Mi nombre es Yesica Zuleta y tengo 23 años. Realmente cuando era chiquita mis papás compraban muchas películas de baile, entonces desde que las vi me gustaron mucho. El baile lo empecé a ver realmente en la iglesia. Yo siento que la danza siempre comunica algo y más porque en la iglesia lo hacíamos para Dios, pero siempre se veía una actitud prepotente en este grupo de personas, aun así había una chica con una actitud totalmente diferente. Por ella me motivé a bailar.

Anderson: Cuando conocí a Yesi fue en la iglesia en 2016.

Yesica: Yo estaba en otra iglesia y bailaba allá desde muy chiquitica, y cuando nos pasamos a la otra iglesia yo ya los había visto a ellos bailar. Los admiraba mucho porque en el cristianismo no se ve tanto el talento en el baile, pero ellos eran todo lo contrario. Entonces llegué a la iglesia y me invitaron a bailar con ellos.

Anderson: Yo ya había intentado bailar porque mi hermana bailaba, pero me frustraba mucho porque era muy difícil para mí, entonces en ese momento dije que porque iba a intentar algo que no me fluía. Pero en el grupo hubo muchos cambios, llegaron muchos nuevos, entre ellos, Yesi. Por esos cambios empezaron a dar clases de hip hop básico, y yo me animé y dije “bueno, está bien, lo voy a intentar”. Cuando entré creí que Tati, mi hermana, era la que iba a dar las clases, pero no, fue Yesi y ahí fue que empezó todo porque ya nos veíamos más seguido. No fue como un lazo de amor de primeras sino de amistad.

Yesica: Sí fue de amistad.

Anderson: Fue muy sincera, porque yo ni siquiera tenía intenciones de buscar algo más.

Yesica: Yo tampoco con él, o sea yo creo que esta fue una de las respuestas de una oración que le hice a Dios, y era que cuando conociera a la persona correcta no quería que me gustara de primerazo. Entonces ya después de hablarnos unos meses, vimos la oportunidad de estar en una academia que se llama Flavor que queda en Buenos Aires, y con mayor razón nos veíamos mucho más.

Anderson: Pero dejamos de asistir y continuamos en la iglesia con otros profesores, y entre muchas cosas que pasaron, mi hermana dejó el liderazgo del grupo de baile y se lo dejaron a Yesi. Ella me dijo que no quería liderar sola, que quería a alguien que la ayudara.

Yesica: Ahí empezamos a ser un equipo y a llamar a varios profes que nos recomendaron de Flavor, entre esos, Bambata (profesor de house de 4Eskuela).

Anderson: Entonces ella fue líder y después de un tiempo nos volvimos novios. De novios duramos como año y medio, siendo líderes de danza también. Los dos crecimos mucho en ese ámbito.

Yesica: Al año y medio de liderar nos casamos y seguimos el proceso, casados, entonces ahí fue que hablamos con los pastores y les contamos el proyecto que tenemos de Eternal Crew. Entonces hemos estado en eso, fortaleciendo ese grupo con lo que hemos aprendido en 4Eskuela.

Anderson: Yo ya conocía la Eskuela, porque vivía por El Playón, por ahí cerquita… Yo tenía 15 años, entonces por ahí hace once o doce años ya sabía sobre ellos, por mi hermana también. Fui como 3 o 4 veces, y ya después supimos que seguían trabajando y queríamos probar.

Yesica: Y también porque 4Eskuela ha sido una ayuda para mucha gente que no tienen los recursos para entrenar en una academia, entonces nosotros, por ejemplo, aunque tengamos trabajo y todo, con lo del matrimonio, no tenemos un montón para invertir en academias.

Anderson: Yo digo que a ellos se les ve el interés del proceso de las personas que están allá. En 4Eskuela no se ve como individuos sino como familia, es como “si usted crece, yo crezco”, eso me parece muy valioso. Ellos valoran.

Yesica: Eso me parece muy lindo porque en la ciudad el arte casi no es recompensado, pero por ejemplo en las competencias de hip hop que hacen en la Eskuela sí lo hacen o dan algún premio. Es que yo siento que todo esto, el hip hop, lo transforma a uno. En nuestro caso Dios es nuestro motivante principal, pero el baile también lo ha sido, nuestra juventud la hemos invertido en esto, en aprender, en bailar, en compartir con otras personas, en conocer, en estar en otros escenarios. Yo creo que todo eso ha transformado la vida de nosotros.

Víctor

14 de septiembre de 2023

Yo soy Víctor Manuel Hernández y tengo 15 años. Llevo bailando año y medio, y empecé por una profesora de breaking que daba clase en un programa que tenía la Alcaldía de Medellín para que los niños hicieran algo, pero se acabó. Fue ella quien me dejó ese gusto por el breaking, a pesar de que fuera a veces a las clases solo por el refrigerio jajaja.

Cuando era más niño yo sentía que no tenía como un rumbo, algo qué hacer. Empecé a interesarme primero en el fútbol, pero me comía la ansiedad a la hora de competir o jugar, entonces lo dejé y seguí con atletismo. Realmente me pasó lo mismo con el fútbol. La ansiedad ha sido algo que me ha dificultado por ese entorno de competencia.

Yo identifiqué que dejaba algo en lo que me quería dedicar por la ansiedad, por miedo. Yo no podía seguir así.  Una vez estaba en la sala y dije: “Verdad que yo bailaba breaking”, me dio mucha nostalgia y decidí escribirle a la profesora que me había dado clases y me recomendó 4Elementos Eskuela. Ahí fue donde me di cuenta de que me quería dedicar a esto y que no podía volver a pasar en el baile lo que sucedió con el fútbol y el atletismo.

Para mí el hip hop es un estilo de vida. Eso es una salvación para personas como yo: jóvenes, porque esto es una disciplina. La persona que me inculcó esto fue mi hermano que le gusta hacer rap. Hice Graffiti un poco, pero lo que quería hacer era breaking. Yo tomé esto para salir adelante, para tomar mis principios y objetivos en los que ahora mismo estoy trabajando.

Esto acá, la Eskuela, es un espacio maravilloso porque uno aprende mucho, uno comparte con muchas personas que le han dedicado toda la vida a esto. Es como el punto de inicio de una carrera artística o deportiva, hablando específicamente del breaking; inicias una carrera musical a través del rap y dj; y una carrera de diseño gráfico por el graffiti.

Cuando estoy en las clases o bailando en general, siento que estoy en el punto exacto de donde quiero estar. El hip hop cambia mucho y la Eskuela es un centro de cambios para esas personas que quieran dedicarse a esto. Sí, definitivamente cambia todo, en mi caso me cambió porque me dio algo en qué enfocarme cuando sea mayor. Al menos puedo decir que, gracias a esto, uno disfruta una de las mejores etapas de la vida que es la juventud.

Todo lo relacionado con el hip hop me gusta. Me gusta esto porque me nace disfrutar una pista, mover la cabeza, subir la mano, ser yo. Mi sueño es ser un Bboy conocido, uno que va a competencia y que viaja… Quiero que cuando tenga, no sé, 30 o 40 años se me reconozca como una persona que ha estado toda la vida bailando y que ha sido parte de la cultura.

La Eskuela son personas, son los niños más pequeños, el adulto más mayor, los profesores que crecieron rodeados de arte popular, el grupo de mamás que esperan en el pasillo y los jóvenes que entran de lunes a viernes a las clases que dan aquí, la casa, la Eskuela; un espacio en el que se ve aplicado la comunicación/educación capaz de transformar vidas por las oportunidades y personas que se encuentran dentro de este movimiento cultural.

Transformación

La transformación social que genera movimientos culturales como el hip hop, además de cambiar contextos nacionales o territorios cuya historia fue marcada por la violencia también interfiere en casos y desarrollos de vida, no necesariamente ligadas a una situación conflictiva. Dentro de estos cambios, la comunicación para el cambio social es partícipe porque, según Alfonso Gumucio, especialista en comunicación para el desarrollo, hay una comunicación ética que amplifica voces que en algún momento fueron ocultas o negadas, por tanto, busca potenciar su presencia en la esfera pública. Esta amplificación de voces lo alcanza comunidades como 4Elementos Eskuela que busca desarrollar habilidades en los estudiantes con respecto a los elementos del hip hop. En estos procesos formativos se evidencia una transformación social porque se acepta y se reconoce al otro como un ser de conocimiento por sus historias y experiencias de vida en sociedad.

Recurrentemente se habla del hip hop como un movimiento que transforma contextos violentos por la resistencia y comunicación simbólica que este permite, sin embargo, en este caso se aborda un hip hop que transforma a personas gracias al conocimiento compartido, que ayuda a descubrir el sentido de vida, conocimiento del ser, encuentro con personas (conformación de parejas y familias), cambio de hábitos, entre otros. Este cambio se logra por y para la comunidad, pues espacios como estos, no solo le da visibilidad al artista, sino también posibilidades de protagonismo y reconocimiento.

Según Ángela Garcés Montoya, docente de la Universidad de Medellín e investigadora sobre fenómenos sociales y culturales, “cuando empiezas a visitar las escuelas de hip hop, tienes una ruta distinta dado que no estás en una academia de música, ni en una academia de baile porque estás en una escuela popular urbana. Esa escuela popular urbana te está diciendo que siguen en el barrio porque busca otras posibilidades de hacer y existir en el territorio, sin tener que exiliarse de él. Eso forja la subjetividad en cuanto a la toma de decisiones, posturas y hábitos de las personas que asisten allí”. Como dice Paulo Freire, el que importa en estos procesos educativos es el otro, detonante que hace realidad que cambios personales lleguen a transformaciones colectivas.

Aranjuez, 31 de agosto de 2023

Ingerman

Acá en la Eskuela ha llegado mucha gente con demasiados problemas, que la única parte que sienten como ese descanso es acá. Por ejemplo, uno de los pelaos mantenía molestando en la calle y una vez llegó acá con dos balazos en el pie. El pelao se amarró el pie y vino a la Eskuela, yo lo vi como cojeando y le hablé, entonces el pelao se me puso a llorar a contarme todo, lo que yo le dije fue:“Parce, si usted se siente bien acá, vaya pa’ clase. Desahóguese en lo que tenga que hacer. Escriba”. El pelao es de Mc. Yo solo pensaba como: “No, se le va a inconar eso”, pero también pensaba que estaba siendo feliz ahí adentro.

Cuando terminó la clase le dije: “Parce, ¿necesita que lo lleve a alguna parte?” y él me respondió que iba a ir al hospital. Se puso a llorar otra vez dándome las gracias porque fui el único que no le dije nada porque estaba robando, y yo como: “Parce es que eso a mí no me interesa”. Esos pelaos son muy conscientes de que los pueden coger, los pueden matar, de que tiene que pagar cárcel, y para que más personas estén encima juzgándolos, no”.

Usted acá puede ver de todo en 4Eskuela y el trato que se le da a todo mundo es igual. Incluso uno ve que la vida les cambia sí o sí. Hasta el man más pinchado que llega todo creído los primeros días, después usted lo ve súper humilde, o hasta el más nea que hablaba de cosas de la calle ya empieza a hablar de cultura.

 Acá han llegado pelaos vueltos nada, metidos en varias cosas, incluso vienen acá por respaldo. Otro muchacho que estuvo acá, los “pelaos” del barrio le dijeron: “Parce, si usted no está en esa escuela se abre del barrio”. Y al pelao lo dejaron estar en el barrio porque pertenecía a 4Elementos Eskuela, con la condición de que se tenía que poner juicioso entrenando. No podía estar en otra parte güevoniando, ni nada.

Así como a nosotros nos cambió la vida, a todos estos pelaos también les está cambiando, y no necesariamente un cambio de cosas malas como lo han tachado con drogas o armas, sino también con otras cosas como video juegos, por ejemplo, y cambian eso, por el hip hop. Lo sabemos por los padres que dicen como: “No, ya no coge los video juegos para nada, ya uno lo ve entrenando todo el día”, entonces, sí o sí, los pelaos cambian.

Yo no conozco al primero que diga que lo que vivió acá no le sirvió pa’ nada, jamás en la puta vida. El estar acá, los contactos que uno tiene, las personas o a llegados a la Eskuela cambian. “No, parce, necesito trabajo”, pero entonces conoció aquí a alguien que le dijo: “No, parce, mi mamá tiene un restaurante, ¿querés camellar allí con los domicilios?”. 4Eskuela es un espacio que sí o sí te va a cambiar. No ha habido la primera persona que salga de acá después de 3 o 4 meses como si nada. Y lo bonito es que eso que se les brindó lo quieren devolver.

La familia

Aranjuez, 14 de septiembre de 2023

Se ven pasar mujeres luciendo sus cabellos alborotados o adornados con alguna pañoleta, niños corriendo con sus cargaderas y gorros en la cabeza, hombres con camisa de rayas, pantalones anchos y una que otra cadena. Se ve una Eskuela con luces que brilla de distintos colores por la pintura fosforescente que se encuentra en cada esquina de este lugar. Estamos en los años 80, o esa es la temática de 4Elementos Eskuela de este evento de septiembre, como celebración de los 50 años del hip hop.

Son las 6:00 p.m. La gente llega y lo primero que sus ojos encuentran es un graffiiti con colores naranja, amarillo, rojo, verde y azul, en donde se ve pintada una chica vestida de la época y posando de una manera sensual. Después de la pintura, das unos cinco pasos adelante y, a la izquierda, notas un espacio para la competencia de graffitti, pero a su costado, un mini bus en el que proyectan películas o videos sobre la historia del anterior elemento mencionado. También, al lado derecho, observas una exhibición de fotografías que ilustran las experiencias y momentos que han tenido las diferentes generaciones de este lugar.

La segunda cancha de la Eskuela, más grande que la primera, funciona como escenario para sus eventos. En el costado derecho están las ventas, tanto de comida como de ropa y en el izquierdo los graffitis que han hecho los chicos en las clases. Tome asiento en las sillas amarillas que están al frente suyo porque comenzarán las batallas de breaking, Mc y Graffiti, más las presentaciones de los estudiantes de house y breaking, como muestra del proceso formativo que han tenido.

El animador del evento, Santiago Serna, anuncia que se comenzará con la batalla Breaking Kids. Seis pequeños se postularon para participar en esta competencia, cinco hombres y una mujer. Cada uno deslumbra el escenario, no solo con sus pasos, sino también con la actitud que recorre por todo su cuerpo y que, al tiempo, contagia al que lo está viendo. Después de tres rondas —en el que los jurados decidían quién iba para la siguiente— llegamos a la final: Joel vs. Adelaida. En el momento que les correspondía bailar; cada uno se paró de manos; cruzaron sus pies, los descruzaron y siempre, a lo último, hacían su pose final. 

Después de unos minutos, los jurados tomaron una decisión. Lethal sale y sostiene la mano de los dos pequeños. La gente observa atentamente y el Dj, situado en la tarima, pone música a bajo volumen para ambientar el anuncio. Los dos niños miran curiosos al público que tienen al frente, mientras esperan que su mano sea levantada. Segundos más tarde, Lethal alza el brazo de Adelaida como señal de haber ganado la competencia Breaking Kids. Santiago, el presentador, felicita a los participantes de la batalla y, acto siguiente, introduce el show que comenzará a continuación: exhibición por parte de los estudiantes de House en compañía de su profesor Bambata.

Los chicos entran todos vestidos de blanco, se sitúan en la posición que les corresponde e inician su presentación. Los sonidos de batería, bombo, bajos profundos, sintetizadores y samples de voz empezaron a sonar en una canción. Por esta música los bailarines, entre ellos Yesica y Anderson, mueven sus cuerpos de manera enérgica, pasan de un salto a un movimiento de cadera, se hacen en parejas y realizan un juego de pies en compañía de sus brazos y fluidez. Vuelven a agruparse, balancean sus cuerpos de derecha a izquierda y hacen pasos lentos para dar por terminada la presentación. Las personas hacen caras de asombro, aplauden, gritan y silban. Los bailarines se toman de las manos y hacen una reverencia de agradecimiento por la atención y reacción del público. Aprovechando la emoción de todos, dieron entrada a la siguiente presentación de breaking: el grupo de Erre.

Let’s Get Dirty de Redman suena a todo volumen. Los chicos y chicas corren por todo el escenario, se dividen en dos y marcan con sus cuerpos cada beat de la canción. En la mitad de estos dos grupos, pasa un integrante de cada “bando” mientras que bailan juntos, de manera libre, hasta llegar al frente del público. Sus cabezas se mueven al igual que sus rodillas, todos se agrupan, se observan, “se retan” y dan como paso final movimientos fuertes y marcados con sus brazos y piernas que transmite la energía de lo que es el breake dance.

Todos aplauden, tan fuerte como sus pasos y la canción. El presentador se sitúa en la mitad del escenario y por medio del micrófono llama a quienes estarán en el cypher de MC. La dinámica de esta batalla es que el público muestre diferentes objetos y los participantes improvisen con referente a ello. Los tres chicos pasan al frente y cada uno comienza a rapear en tiempos diferente teniendo en cuenta las indicaciones del moderador. El enfrentamiento se hizo presente en cada verso y rima gracias a la inspiración de su público. Después de unas cuantas rondas dieron por terminado el cypher de Mc. Los chicos sonreían y los jurados debatían por quién sería el ganador.

Como intervención de los cyphers y presentaciones, el Jke anuncia que dará inicio al concurso del mejor outfit (vestimenta) del evento. Anteriormente ya había una que otra persona inscrita en el concurso, sin embargo, dejaron que otros se sumaran para mostrar su conjunto de ropa inspirado en los años 80. Al ganador le entregarían alguna prenda de Medayork como muestra de que fue el más acertado con su ropa según la época correspondiente. Los concursantes se dividieron en dos grupos y en la mitad fueron pasando de a dos personas; entre ellos niños, jóvenes y adultos. Unos posaban, otros caminaban y algunos bailaban en la pasarela para hacer lucir las prendas que tenían puesta. Después de la salida de todos, se anunció como ganador un chico vestido con un pantalón rojo, zapatos del mismo color, camiseta azul, chaqueta blanca con la bandera de los Estados Unidos, gafas de marco rojo y sombrero blanco; todo acompañado junto con una grabadora de casete de la época que adornaba el estilo de un chico de los 80.

Después del concurso. Los cyphers y presentaciones continuaron. Algunos iban a la zona de graffiti por el olor del aerosol y otros se quedaron en la pista donde se ve al que baila y canta. A pesar de ello todo esto está unido, pues la música se escucha, los amigos están juntos, las mamás ven a sus hijos, lo niños juegan, los profesores graban a sus estudiantes y la energía se siente en toda la cancha, en la Eskuela, en la casa. Usted camina por aquí y pasa entre pasos de baile, ritmos de los Dj, palabras de los raperos y trazos del graffitero. Fruto de un aprendizaje por el conocimiento compartido de una Eskuela, considerada para muchos, su lugar de esparcimiento y el hogar que abraza su barrio, historia, talento y conocimiento. Esta es la Eskuela de los cuatros elementos.

“Aquí nació el Crew, aquí nació 4Eskuela. Todos queremos estar en Aranjuez porque queremos estar cerca de la casa. Cerca de acá”.
–Ingerman Artega