El aire que anuncia una temperatura de 12°C contrasta con la calidez que llega de la gente. El olor que proviene de un horno cercano anuncia que los rosquetes blancos están listos y el sonido de las campanas para empezar la misa hacen parte de las sensaciones que se mezclan en Santo Domingo de Silos. El pueblo está ubicado a 123 km de Cúcuta, en Norte de Santander, y fue fundado el 13 de julio de 1531 por el conquistador alemán Ambrosio Alfinger, quien convirtió al ‘pueblo de indios’ en una de las primeras fundaciones del Nuevo Reino de Granada.
Sus montañas fueron vestidas de cultivos de maíz, papa, cebada, fresa, tomate de árbol, cebolla, curuba y otras frutas y hortalizas que aseguran la continuidad de las actividades agrícolas que llevaba la antigua población indígena de Silos desde 1559, cuando el visitador Cristóbal Bueno realizó una descripción sobre la encomienda (Silos) en ese entonces a cargo de Luis Jurado. Si bien las vacas y sus terneros también adornan el camino hacia el municipio como si se tratara de una pasarela, hay algo que entristece el corazón de todo silero con memoria y es que ya no se aprecian las montañas de oro majestuosas que solían verse cuando este lugar era considerado como “la capital triguera del oriente colombiano”.
Sus empinadas y largas calles rememoran el paisaje colonial y, al tiempo, son los senderos para homenajear a La Cacica –la manera en la que los indígenas nombraron a La Virgen de La Candelaria, que es su patrona– en épocas de Semana Santa, una tradición que vive en Silos desde 1630 cuando los dominicos evangelizaron al pueblo.
La imagen de La Virgen de La Candelaria acompaña a los sileros hace 455 años, así lo cuenta Candelaria Cabeza, líder de “La Hermandad de La Cacica”, mientras sostiene un álbum de fotos con los recuerdos de cada homenaje que ha llevado a cabo desde que tenía 16 años, edad en la que hizo una promesa a la virgen para dirigir a un grupo de niños, jóvenes y adultos quienes se preparan cada año para una procesión en Semana Santa, donde danzan más de 3 coreografías organizadas por ella.
Con el ritmo de música andina bailan los niños y los adultos como una manera de homenajear a su Patrona hasta llegar a la Iglesia de Santo Domingo, entregada en 1875 a la comunidad silera, pues es allí donde se danza el folclor religioso en honor a La Cacica, siendo estos los únicos bailes permitidos dentro del templo.
Estas fiestas patronales hacen parte de las tradiciones que Silos ha luchado por mantener; sin embargo, otras prácticas ancestrales no han tenido la misma fuerza en las nuevas generaciones. Isbelia, mientras pedalea en el telar en el que trabaja todos los días desde que tenía 20 años, narra su experiencia y cómo ha tratado sin éxito alguno de enseñar a los jóvenes esta práctica que para ella representa un orgullo:
El cóndor, las lagunas y los frutales demuestran que al paisaje de Silos lo caracteriza su naturaleza. Incluso, hasta las paredes tienen su encanto y, más si reposa uno de los murales de Omaira Villamizar, formadora de artes plásticas por la Alcaldía Municipal de Silos y quien labora desde hace unos tres lustros. El azul y el verde son colores de la remembranza para ella, pues considera a través de su arte mostrar lo que caracteriza a Silos.
Este pueblo se apropia del arte como una forma de aferrarse a lo actual para no perderse en el olvido. Junto a los murales de Omaira, se cuentan las fotografías de Trino Antonio Villamizar, como la manera de preservar su historia y cultura, dado que:
“Las fotografías nos recuerdan lo que la mente olvida”,
dice el fotógrafo. Siendo muy niño y observando las maniobras de su padre con la cámara, Trino se interesó a una edad muy temprana por la fotografía y esto le ha llevado a realizar procesos de memoria histórica hasta el punto de ser juzgado por quienes le ven queriendo captar con su lente una versión de los hechos que solo con la fotografía se puede preservar:
“Tomé la foto después de la toma del Palacio Municipal de Silos y me dijeron que no hiciera eso, a lo que contesté que era para tener la memoria de lo que ha sucedido”, apunta.
En Silos no solo transitan sus habitantes, automóviles, motos y alguno que otro caballo, también los mitos y las historias se difunden por él haciendo parte de la cultura que se mantiene viva gracias a la oralidad. “Que por esa calle hay brujas, no pasemos por allí”, se suele escuchar en este lugar para referirse a la ya muy vieja creencia de que Silos es el “Pueblo de las brujas”. Aunque no es del todo falso que se vincule a este municipio con la hechicería o brujería, pues se conoce que históricamente el 9 de noviembre de 1764, tres mujeres de una misma familia (abuela, madre y nieta) fueron ahorcadas en la plaza (actual parque principal), acusadas de ser “mohanas”, hacer brujería y practicar encantamientos; pues las tres mujeres vivían solas y practicaban la medicina natural, pero fueron ejecutadas por orden del alcalde en ese entonces.
Según el historiador Silvano Pabón Villamizar,
“Silos es una población muy rica en historias, leyendas y tradiciones, rica en patrimonio cultural inmaterial desde la oralidad y sus tradiciones ancestrales. El tema de las brujas, espantos y pactos con el demonio es recurrente. Y como toda leyenda tiene su origen en algún acontecimiento o imagen de la realidad vivida, esta historia bien interpretada y adecuadamente contada podría animar mucho la recuperación de tantas historias tradicionales, mitos y leyendas que aún subsisten en nuestros mayores y debían ser recuperadas para la posteridad”.
Así es como en este municipio no faltan las historias impactantes, enganchadoras y muy tentadoras, como la del mito sobre “Las guacas”:
Sin embargo, la historia que se conoce de este lugar y que está escrita en el Libro de Oro de Silos conservado en el palacio municipal tiene otra versión sobre su fundación. El historiador Silvano Pabón Villamizar argumenta que no fue Ambrosio Alfinger su fundador, sino quien solo dio el nombre al municipio:
“Apuntaron o registraron en la minuta de campaña ese significativo detalle, referenciando la existencia de un pueblo donde los naturales guardaban el maíz en ‘silos como los de España’, de tal modo que llamaron a este pueblo, el pueblo de los silos”.
Por lo que años después los conquistadores Don Ortún Velasco y Don pedro de Orsúa fundarían el pueblo de indios de “los silos”, así como lo hicieron con la ciudad de Pamplona de Indias en 1549; mientras que el poblamiento definitivo de Silos como pueblo de indios sería en 1623 por orden de Don Juan de Villabona y Zubiaurre, oidor y visitador español, y quien agregó a Silos todos los demás pueblos del valle, incluyendo los indios de Bábega y Cáraba. Para Silvano,
“Revivir la historia de Silos es vivir en el presente”
y por eso insiste a través de su proyecto “Historia de Cúcuta ilustrada” en su investigación sobre la fundación de este municipio.
Santo Domingo de Silos continúa siendo un lugar de tanta riqueza natural como histórica y cultural, con habitantes dispuestos a persistir en la memoria para construir una identidad que se va transformando con nuevas prácticas a través de las generaciones, pero que se mantiene viva en las tradiciones y sus raíces culturales para defender su importancia dentro del vasto departamento de Norte de Santander.
La cultura de Silos a través de la experiencia
La esquina del Matacho. Aquí se leyó la proclama del Inca Tupac Amarú enviada a Silos desde Cusco, y en la que se pedía la independencia de los españoles, hecho que además marcó el inicio de la lucha por la libertad.
La esquina del Matacho. Aquí se leyó la proclama del Inca Tupac Amarú enviada a Silos desde Cusco, y en la que se pedía la independencia de los españoles, hecho que además marcó el inicio de la lucha por la libertad.
Trino, fotógrafo oficial del municipio. En su casa colecciona objetos para su museo de memoria histórica de Silos.
Trino, fotógrafo oficial del municipio. En su casa colecciona objetos para su museo de memoria histórica de Silos.
Isbelia es la última tejedora de Silos, ella continúa con la tradición de tejer a mano las ruanas y sabanas que se pueden encontrar en el municipio.
Isbelia es la última tejedora de Silos, ella continúa con la tradición de tejer a mano las ruanas y sabanas que se pueden encontrar en el municipio.
Representación fotográfica del mito "La guaca" por parte de estudiantes de la Institución Luis Ernesto Puyana.
Representación fotográfica del mito "La guaca" por parte de estudiantes de la Institución Luis Ernesto Puyana.
Candelaria Cabeza, líder de la hermandad de La Cacica, mostrando los diferentes trajes que usan los integrantes de la hermandad para sus bailes.
Candelaria Cabeza, líder de la hermandad de La Cacica, mostrando los diferentes trajes que usan los integrantes de la hermandad para sus bailes.
Murales pintados por Omaira Villamizar, demuestra que el arte es una de las mejores rutas para preservar la cultura.
Murales pintados por Omaira Villamizar, demuestra que el arte es una de las mejores rutas para preservar la cultura.
Antonio Cabeza, cacique de Silos y autoridad cultural en el municipio - Fotografía de Ledin Andrey Gauta Flórez.
Antonio Cabeza, cacique de Silos y autoridad cultural en el municipio - Fotografía de Ledin Andrey Gauta Flórez.
Representación fotográfica de la leyenda sobre "La Cacica" por parte de los estudiantes de la Institución Luis Ernesto Puyana, quienes participaron en el proyecto.
Representación fotográfica de la leyenda sobre "La Cacica" por parte de los estudiantes de la Institución Luis Ernesto Puyana, quienes participaron en el proyecto.
La virgen de Silos, más conocida como La Cacica es la máxima imagen de fe en el municipio pues, según la historia, los indígenas que antes habitaban estas tierras la encontraron dentro de una campana agrietada.
La virgen de Silos, más conocida como La Cacica es la máxima imagen de fe en el municipio pues, según la historia, los indígenas que antes habitaban estas tierras la encontraron dentro de una campana agrietada.
Parque Principal de Silos.
Parque Principal de Silos.
Representación fotográfica de la leyenda sobre "La Cacica" por parte de los estudiantes de la Institución Luis Ernesto Puyana, quienes participaron en el proyecto.
Representación fotográfica de la leyenda sobre "La Cacica" por parte de los estudiantes de la Institución Luis Ernesto Puyana, quienes participaron en el proyecto.